Toluca firmó una noche redonda y derrotó al América en un partido donde los Diablos hicieron lo que tenían que hacer: ser intensos, ser veloces y aprovechar sus momentos. El América, por su parte, mostró muy poco durante buena parte del juego y solo despertó cuando ya estaba contra la pared.
El primer golpe llegó con Paulinho, que encontró un balón filtrado, encaró con calma y definió con la frialdad que exige un partido grande. Ese gol puso a Toluca a jugar cómodo, moviendo la pelota con paciencia y obligando al América a correr detrás del juego.
El segundo tanto cayó desde los once pasos. Helinho tomó la pelota, respiró hondo y clavó un penalti que dejó a la defensa azulcrema mirando al césped. Un 2-0 que hacía justicia a lo que se veía en la cancha.
América tardó muchísimo en meterse al partido. Durante casi todo el encuentro se vio impreciso, apagado y sin ideas claras. Ya en la recta final, cuando el daño estaba hecho, empezó a apretar. Encontraron espacios, tuvieron un par de llegadas peligrosas y encendieron una ligera alarma en el Nemesio Diez, pero no fue suficiente para cambiar la historia.
El partido terminó 2-0 para Toluca, en una noche donde el equipo escarlata fue más intenso, más claro y más contundente. América reaccionó tarde y lo pagó caro.
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